Etólogos rusos llevan tiempo
estudiando el comportamiento de los perros callejeros moscovitas y
aseguran por su comportamiento que se están adaptando rápidamente al
medioambiente urbano, demostrando una gran inteligencia.
Perros abandonados toman todas las mañanas el metro en los suburbios de la ciudad y se dirigen al centro de Moscú y una vez llegan allí a los puntos en los que les resulta más fácil alimentarse.
Se estima que, de los 500 perros que viven en el suburbano, unos 20 saben desenvolverse con soltura por la red de metro.
Una estrategia observada cuando llegan a su parada es la siguiente. Se sitúan en los quioscos de comida de las calles más transitadas y siguen a los compradores que suelen sentarse en las proximidades. Los perros se acercan sigilosamente y los asustan con sus ladridos con la esperanza de que que se les caiga la comida que han comprado. Una original y totalmente novedosa forma de cazar en estos animales.
Los científicos creen que los perros empezaron a practicar estos hábitos de caza en la década de los 90 del siglo pasado, cuando desapareció la Unión Soviética y todos los complejos industriales de Moscú se fueron trasladando a las afueras, por el precio creciente del suelo.
Eran los lugares que tenían como refugio estos animales, así que fueron detrás de ellos.
Para asegurarse el alimento, que seguía en el centro de la ciudad, los perros aprendieron a viajar en metro.
Lo toman por la mañana para llegar al centro y luego por la noche para regresar a su hogar (como las personas).
Escogen con más frecuencia el primer y último vagón del tren, que son
los que en esta ciudad normalmente llevan menos pasajeros; algo que
según Eugene Linden exige razonamiento y pensamiento consciente.
Una de las habilidades más sorprendentes es que se bajan en la parada
correcta casi siempre. Los científicos creen que lo hacen estimando el
tiempo que llevan dentro del tren, reconociendo el nombre de la parada,
por el olor de la estación o por una combinación de todos estos
factores.
Otra adaptación es su capacidad para cruzar las calles con los semáforos en verde. Aunque los perros no ven en color son capaces de diferenciar las imágenes del semáforo.
Y como curiosidad los etólogos mencionan que no han dejado de jugar, en
muchos casos se puede ver como les gusta saltar del tren en el instante
que cierran las puertas. Este comportamiento sólo se observa cuando han
comido y por pura diversión.
También juegan con los niños y adultos, y no se ha observado un comportamiento peligroso con personas en estos animales.
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